DEPRESIÓN
POSTPARTO
Acompañar a mujeres en etapa gestacional y posparto implica dar voz a muchas emociones sin miedo y sin juicio.
DEPRESIÓN POSTPARTO
Acompañar a mujeres en etapa gestacional y posparto implica dar voz a muchas emociones sin miedo y sin juicio.
En muchas ocasiones el estado depresivo cursa desde el embarazo e incluso antes del momento perinatal, por ello es muy importante hacer un correcto diagnóstico y evaluación clínica desde el inicio. Sabemos que la presencia de sintomatología depresiva o ansiosa durante el embarazo puede ser un factor predictivo de la depresión posparto.
Tras el parto y nacimiento de un bebe, los cambios por los que pasas son demasiados, y los ritmos de adaptación muy cortos. Es por ello que la nueva situación puede resultar abrumadora. A veces se vuelve imposible gestionar las dinámicas del bebé, porque simplemente no te sientes capaz de hacerlo.
Las emociones que surgen en este contexto como la culpa y el miedo hacen que sientas que no puedes compartir tu malestar, porque parece que socialmente con un bebé vivo solo se puede ser feliz y sonreír.
BLUES POSTNATAL
Al llegar a casa con el nuevo bebé empieza de verdad el posparto. Es la toma de realidad y la ruptura de todas las expectativas que habías construido hasta el momento.
En general la maternidad está embellecida, pero pese a lo maravillosa que puede ser también es cansancio, pérdida de la identidad (al menos temporalmente), adaptación constante y con dificultades en la relación de pareja. Hay una personita que no conocemos, con la que empezamos una relación extrauterina de cero, y eso requiere un tiempo de ajustes y reajustes.
Se considera normal pasar por un leve estado depresivo (más de la mitad de mujeres), que te hace estar llorona, triste, enfadada, con miedos e insegura de ti misma y de tu capacidad como mamá. Cuando ese estado se mantiene más allá de las primeras semanas puede ser el indicador de inicio de un estado depresivo.
DEPRESIÓN POSPARTO
Se estima que, tras el parto, aproximadamente el entre el 15% y 20% de las mujeres pasan por un estado depresivo, lo que lo convierte en algo habitual y frecuente, pero sobre todo algo que debemos mirar e informar, para así poder normalizarlo y tratarlo a tiempo.
Los síntomas de una depresión posparto pueden mezclarse con los propios del momento vital (gestación y puerperio):
- Fatiga
- Cambios en el apetito
- Cambios en los patrones de sueño
- Pérdida de concentración
- Bajo estado de ánimo generalizado
- Sensaciones de culpa y ambivalencia respecto al embarazo y bebé
- Pensamientos negativos de una misma, de los demás y del mundo en general
- Pérdida de interés por actividades y relaciones sociales
- Llanto frecuente
- Falta de energía
- Desesperanza generalizada.
- Pérdida del autocuidado propio y en ocasiones del bebé.
- Agitación e irritabilidad.
- Miedo a quedarte sola con el bebé.
Los síntomas depresivos pueden aparecer con síntomas más ansiosos como preocupaciones obsesivas (fobias de impulsión) por miedo a hacer daño al bebé y perder el control. Los ataques de pánico también pueden aparecer con sensaciones de ahogo, mareos, taquicardias o miedo a perder el control.
Cuando estamos aquí, lo importante es saber que “no tienes que poder sola”, y que a veces contar con ayuda y soporte para poder colocar toda la angustia que sientes, te permite adquirir recursos para manejar la situación de un mejor modo y especialmente poder disfrutar de tu maternidad y del vínculo con tu bebé.
En muchas ocasiones el estado depresivo cursa desde el embarazo e incluso antes del momento perinatal, por ello es muy importante hacer un correcto diagnóstico y evaluación clínica desde el inicio. Sabemos que la presencia de sintomatología depresiva o ansiosa durante el embarazo puede ser un factor predictivo de la depresión posparto.
Tras el parto y nacimiento de un bebe, los cambios por los que pasas son demasiados, y los ritmos de adaptación muy cortos. Es por ello que la nueva situación puede resultar abrumadora. A veces se vuelve imposible gestionar las dinámicas del bebé, porque simplemente no te sientes capaz de hacerlo.
Las emociones que surgen en este contexto como la culpa y el miedo hacen que sientas que no puedes compartir tu malestar, porque parece que socialmente con un bebé vivo solo se puede ser feliz y sonreír.
BLUES POSTNATAL
Al llegar a casa con el nuevo bebé empieza de verdad el posparto. Es la toma de realidad y la ruptura de todas las expectativas que habías construido hasta el momento.
En general la maternidad está embellecida, pero pese a lo maravillosa que puede ser también es cansancio, pérdida de la identidad (al menos temporalmente), adaptación constante y con dificultades en la relación de pareja. Hay una personita que no conocemos, con la que empezamos una relación extrauterina de cero, y eso requiere un tiempo de ajustes y reajustes.
Se considera normal pasar por un leve estado depresivo (más de la mitad de mujeres), que te hace estar llorona, triste, enfadada, con miedos e insegura de ti misma y de tu capacidad como mamá. Cuando ese estado se mantiene más allá de las primeras semanas puede ser el indicador de inicio de un estado depresivo.
DEPRESIÓN POSPARTO
Se estima que, tras el parto, aproximadamente el entre el 15% y 20% de las mujeres pasan por un estado depresivo, lo que lo convierte en algo habitual y frecuente, pero sobre todo algo que debemos mirar e informar, para así poder normalizarlo y tratarlo a tiempo.
Los síntomas de una depresión posparto pueden mezclarse con los propios del momento vital (gestación y puerperio):
- Fatiga
- Cambios en el apetito
- Cambios en los patrones de sueño
- Pérdida de concentración
- Bajo estado de ánimo generalizado
- Sensaciones de culpa y ambivalencia respecto al embarazo y bebé
- Pensamientos negativos de una misma, de los demás y del mundo en general
- Pérdida de interés por actividades y relaciones sociales
- Llanto frecuente
- Falta de energía
- Desesperanza generalizada.
- Pérdida del autocuidado propio y en ocasiones del bebé.
- Agitación e irritabilidad.
- Miedo a quedarte sola con el bebé.
Los síntomas depresivos pueden aparecer con síntomas más ansiosos como preocupaciones obsesivas (fobias de impulsión) por miedo a hacer daño al bebé y perder el control. Los ataques de pánico también pueden aparecer con sensaciones de ahogo, mareos, taquicardias o miedo a perder el control.
Cuando estamos aquí, lo importante es saber que “no tienes que poder sola”, y que a veces contar con ayuda y soporte para poder colocar toda la angustia que sientes, te permite adquirir recursos para manejar la situación de un mejor modo y especialmente poder disfrutar de tu maternidad y del vínculo con tu bebé.